viernes, agosto 05, 2011

Vivir la historia

(Artículo publicado en la revista www.frente.com.mx)

Uno sabe que algo está pasando cuando las notas de los principales diarios internacionales destacan en sus primeras planas la posibilidad de que la principal economía del mundo, la de los Estados Unidos, sea incapaz de cumplir sus compromisos financieros; las noticias desde España cuentan de ciudadanos organizados vía las redes sociales para evitar que familias enteras sean desalojadas de sus casas por no pagar a la banca; y desde Noruega, los reportes hablan de un hombre que mata decenas de personas y que dice que la masacre fue su estrategia de marketing (juro que eso dijo) para lograr captar la atención sobre su discurso de odio.

Tres historias de las últimas semanas que prueban que estamos viviendo la historia. Parece una obviedad. Casi uno podría pensar que basta con estar vivo para que le toque ser testigo de cambios que llegarán a los libros de texto. Lo cierto es que al menos en mi experiencia, las cosas no siempre son así. Dedicado desde hace poco más de cinco años a contar cada mañana las noticias, puedo reconocer que hay periodos – días, semanas, incluso meses – en que cada jornada parece una copia de la anterior. Qué podrían decir, por ejemplo, los habitantes de países como Egipto, que durante décadas tuvieron al mismo presidente en el poder hasta que un día en medio de una economía en declive y una sociedad indignada y conectada, nació un movimiento que en pocas semanas transformó la historia de su país.

Y lo mismo podríamos decir del mundo occidental que parece trepado a una ola de cambios, o mejor dicho, de incertidumbre. Apenas unas semanas, cuando los medios del planeta anunciaban la muerte de Osama Bin Laden, se escuchaba un coro que anunciaba la próxima reelección de Barack Obama en noviembre del 2012. no obstante, una encuesta de la empresa Gallup en el mes de julio mostraba que una hipotética contienda entre cualquier candidato Republicano frente al hoy Presidente, resultaba en un cambio de partido en el poder. La supuesta popularidad de Obama se esfumó.

Semanas antes los sondeos en Francia destacaban la figura emergente de Dominique Strauss Kahn -entonces director del Fondo Monetario Internacional – como una de las candidaturas más fuertes para llegar a la presidencia. Después estalló el escándalo de la presunta agresión sexual en el hotel Sofitel de Nueva York, y el hombre – al menos hasta ahora – salió de la escena y el maltratado presidente Sarkozy vio fortalecidas sus esperanzas de repetir en el cargo en las elecciones del próximo año.

¿Quién puede decir, por ejemplo, cuál será el destino final del movimiento de los llamados Indignados en España? Esos ciudadanos hartos que recorren todo el país para presionar al Congreso y la banca para sacar adelante su agenda de cambio? ¿O hasta dónde llegará en México el movimiento de Javier Sicilia que ya se ha convertido en interlocutor del gobierno, que se ha sentado a la mesa con legisladores y tiene entre sus metas sacar adelante reformas, entre ellas la política, que abriría un mayor juego para los ciudadanos?

Para algunos escépticos lo que pasa en México no es comparable con lo que ocurre en otras partes del mundo. Mi impresión es que si bien hay notables diferencias entre cada país, en realidad todos estamos subidos a la misma extraña rueda de la fortuna sin que nadie pueda decir con certeza cuál será el destino final. Y si bien esto puede ser aterrador – no es fácil ver a la superpotencia viviendo literalmente al límite de sus posibilidades económicas – no deja de ser fascinante el sentir que estamos viendo la historia, o mejor aún, que la podemos protagonizar en al menos alguna de sus dimensiones.

Porque una de las características de este tiempo es que lo sólido, lo institucional, lo que se asumía como duradero ya no lo es tanto, y en contraste, son los liderazgos emergentes, los movimientos sorpresivos, los giros inesperados los que marcan la ruta.

Entiendo que a veces parece que lo que pasó ayer no es distinto a lo de hoy o a lo que vendrá mañana pero si ponemos un poco más de atención veremos que estamos viviendo la Historia – así con mayúscula - que en unos años otros habrán de contar.

twitter.com/mariocampos

2 comentarios:

Edgar D. Heredia Sánchez dijo...

Interesante tema, sobre el impacto de los movimientos que estamos viviendo, rápidos, súbitos, implosivos, el tema es que como bien dices la realidad de las cosas y su velocidad nos han más que subido a una ola, nos han metido en un tobogán sin pausa, donde la velocidad de los sucesos decantan más que episodios históricos, anécdotas, si bien la llamada primavera árabe ha sido un punto de inflexión en la vida las naciones del magreb y de la península árabe sacudiendo sus estructuras de poder y sus modelos de organización es tal la necesidad de alimentar a una sociedad ávida de información "novedosa" que se pierda la continuidad y el análisis serio del impacto de esos movimientos y sus consecuencias por ejemplo en el aniquilamiento de ciertas libertades y una vida laica ajena a los extremismos religiosos, los atentados de Noruega que destacan la paradoja de la integración, el respeto a los derechos humanos y la falta de asimilación a una cultura que los aloja pero que bajo discurso de multiculturalidad amenaza su propia identidad, ¿cuál es el punto de equilibrio? estamos aquilatando en su dimensión los alcances de los fenómenos que vivimos o sólo asistimos como espectadores que registraran como anécdotas estos eventos que una vez concluidos buscaremos la siguiente novedad...

Edgar D. Heredia Sánchez dijo...

excelente comentario hallado en el blog de jesús silva herzog marquez, a propósito de quienes con una ligereza terrífica se pronuncian respecto a temas como el de noruega u la primavera árabe.

Los opinadores como entretenimiento
Durante años, Philip Tetlock ha sometido a prueba a los opinadores que descifran el mundo de la política y se ofrecen como profetas para el teleauditorio. La conclusión a la que ha llegado es que son unos farsantes: no saben de lo que hablan y no son confiables como anticipo de lo que vendrá. Tetlock publicó un libro con sus hallazgos. Siguiendo aquella idea que Isaiah Berlin haría famosa, ubica erizos y zorro en el mundo del comentariado. Unos tienen sólo una idea y derivan de ella toda su interpretación del mundo; otros tienen varias nociones y adaptan su evaluación a la circunstancia. Al parecer, éstos últimos suelen ser un poco más confiables. En Wired hay una entrevista con él. Su entrevistador, Jonah Lehrer sugiere que en los programas televisivo de análisis político, debería insertarse una leyenda: "Está probado científicamente que estos señores no saben de lo que hablan. Su rollo tiene sólo propósito de entretenimiento."